-Maika-.
Maika se dio
la vuelta y se quedó mirando al joven de ojos azules que se acercaba a ella,
sus músculos se contrajeron de la emoción que le inundó el pecho y no pudo
contener la sonrisa que brotó de sus labios al estar a su lado.
-Tenemos que
terminar el cuadro-. Le dijo Ian.
Ella asintió,
Ian examinó sus encantadores ojos verdes en busca de algo que delatara su
salud, pero parecía que todo estaba bien, en sus ojos lo único que había era
calidez.
Bajaron al
aula de arte hablando sobre la salud de ella y el domingo de él, un nuevo
ambiente se respiraba entre ellos dos, una nueva compenetración, una conexión.
El aula de arte estaba totalmente vacía así que colocaron todos los utensilios
para comenzar con el trabajo, Ian la abrazó con ternura y deslizó su mano por
el brazo de la joven hasta llegar a su destino, un escalofrío recorrió la
espalda de la chica, agradeciendo su contacto. Terminaron el trabajo muy
pronto, todavía le sobraban diez minutos así que Ian le dio a Maika la vuelta,
pero fue demasiado deprisa, el pincel que sujetaba ella se encontró con
la cara del joven formándole un gran punto negro en la cara. La risa de Maika
resonó por todo el aula, Ian, haciéndose el molesto, cogió otro de los pinceles
y le restregó pintura azul por la nariz. Maika se quedó con la boca abierta e
Ian comenzó a reírse:- Eso para que te rías de mi otra vez-.
Entonces Maika
cogió el vaso que contenía el agua sucia y empezó a removerlo, Ian comenzó a
irse hacia la puerta, con las manos extendidas hacia ella para intentar
tranquilizarla:- Maika, piensa lo que vas a hacer, no tengo otro uniforme-.
Maika se quedó
un momento quieta mientras fingía que estaba pensando:- Si, creo que ya lo he
pensado-.
Y comenzó a
correr detrás de él, Ian se escondía detrás de los lienzos y de las mesas,
intentando escapar de aquella mezcla de colores, las risas se podían escuchar
hasta en el piso de arriba. En un descuido por parte de él Maika consiguió que el agua
cayese en la parte de detrás de su camisa. Ian se quedó un momento quieto observando la cara de Maika, que se había llevado las
manos a la boca.
-Te vas a
enterar granujilla-.
Las palabras
de Ian hicieron que Maika se pusiera a correr mientras gritaba y se reía, Ian
comenzó a perseguirla, al final consiguió cogerla y la dio vueltas sin cesar
entre sus brazos. La risa de Maika empezó a desvanecerse y algo de tos la
sustituyó, Ian pudo sentir como su tripa se contraía así que decidió dejarla en
el suelo, pero las piernas de Maika no conseguían sostener todo su peso y antes
de que chocara contra el suelo Ian consiguió agarrarla. La tumbó en el suelo,
Maika se apretaba con fuerza el estómago con los dos brazos, mientras una tos
muy débil salía de su boca. Ian, desesperado, la cogió en brazos:- Tranquila,
te voy a llevar a la enfermería-.
Maika intentó
protestar pero al intentar hablar su cuerpo se contrajo en una convulsión, unas
gotas de sudor comenzaban a brillar en su frente así que no quiso esperar más:-
Me da igual que no quieras Maika, esto no es normal-.
Salió
rápidamente del aula y comenzó a correr por los pasillos en busca de la
enfermería, pero Naira no le había enseñado el camino y en ese momento no había
nadie por la zona. Cuando se disponía a entrar en el despacho de la tutora
Maika consiguió hablar:- Ian, por favor, busca a Naira, está en el aula de
ordenadores, en este pasillo-.
Ian le clavó
su mirada angustiada:- Maika, necesitas un médico-.
Pero ella
insistió:- Por favor-. Y al decir esto su cuerpo volvió a convulsionarse a
causa del dolor.
Ian obedeció
sin rechistar, abrió con brusquedad la puerta del aula de informática a causa
de la desesperación; allí dentro se encontraba Naira como acababa de decir. En
cuanto vio a Ian se levantó del ordenador e intentó tranquilizar a los demás
chicos que había en la sala:- No os preocupéis, todo está bien-. Rápidamente
cerró la puerta tras de sí y acarició el rostro sudado de Maika:- ¿Qué ha
ocurrido?-.
Ian comenzó a
hablar muy deprisa:- No estoy seguro, habíamos acabado, empezamos a hacer el
tonto, yo la empecé a dar vueltas y de repente empezó a toser-.
Naira le miró
con algo de compasión:- Tranquilo ¿Vale? No te culpes, ha estado así de débil
durante todo el fin de semana, ahora mismo me la llevo a casa-.
Ian se negó a
entregársela:- No digas tonterías, necesita un médico-.
Naira se
restregó la frente, nerviosa:- Ian, ya la vio un médico, no tendría que haber
venido, pero solo pensaba en las malditas clases y en el maldito cuadro,
tendría que haber impedido que viniese pero me parecía que estaba bien, ha sido
por mi culpa, así que deja que me la lleve a casa-.
Un gemido
procedente de la garganta de Maika dio por zanjada la discusión, Ian colocó el
cuerpo de Maika en la espalda de Naira y las acompañó hasta la puerta de salida
para asegurarse de que Naira podría con ella.
-Dile a la
tutora lo que ha pasado, mañana cogeré su mochila-.
Ian asintió,
pero no se movió de allí hasta que las dos figuras desaparecieron al girar la
esquina de uno de los edificios, una furia jamás sentida a causa de la
impotencia se apoderó de los músculos del joven, necesitaba descargarlo en algo
así que se acercó a una papelera que había en el patio y comenzó a golpearla,
la pisó, le dio puñetazos, patadas y estuvo así hasta que la papelera estuvo
irreconocible. Respiró hondo y miró el
edificio que tenía delante, era hora de entrar y hablar con la tutora.
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