La noche transcurría apaciblemente en
el internado; la velada había resultado ser todo un éxito, tanto los padres
como los alumnos se divertían y aprovechaban la ocasión para hacer nuevas
amistades. Las dos hermanas intentaban distribuir su tiempo para poder estar
con su familia y con sus amigos, después de todo, debían aprovechar una nochevieja
en la que iban a estar todos Juntos. Durante la mayor parte de la fiesta Ollie estuvo en la
pista de baile disfrutando de una música totalmente fiestera, era tan electrizante que no podía parar de moverse. Las once y media llegaron en un abrir y cerrar de ojos
y ya se podía notar en las personas la emoción del año nuevo; Dan se la llevó a la barra y pidió un par de Coca-Colas.
-Dios, qué bien sabéis dar fiestas
aquí-.
Dan sonrió y le dio su bebida a la
joven:- ¿Te diviertes?-.
Ella se bebió más de la mitad de un
solo trago y se rio:- ¿Bromeas? Es la mejor fiesta en la que he estado-.
-Me alegro-.
Ollie miró distraída la pista de
baile:- ¿Todos los años es así?-.
-Más o menos, siempre varía algún
detalle, sin embargo, yo pienso que este año es mucho mejor-.
Ella clavó sus curiosos ojos en su
pareja:- ¿Por? ¿Los dulces son mejores?-.
Él comenzó a reírse:- No, aunque es
verdad, pero no es lo que iba a decir-.
-¿Entonces?-.
Dan sonrió:- Este año es mucho mejor
porque estás tú-.
Ollie se quedó durante unos segundos
sin respiración y sintió cómo su rostro se sonrojaba, quiso contestarle,
decirle lo que había sentido por él desde aquel primer día en el pasillo del despacho del director, pero las palabras no
le salieron al recordar el rostro sereno de Mike antes de que sus padres
llegaran, y esos ojos…
-Bueno chicos, os habla es DJ de la
fiesta y vamos a cambiar un poco el ritmo ahora que está tan cerca la hora
esperada así que coged a la pareja con la que habéis venido y dejaos llevar-.
Una melodiosa canción invadió por
primera vez el salón y todos los asistentes se fueron emparejando para comenzar
a bailar; Ollie miró embelesada la escena y fue entonces cuando Dan extendió su
mano y sonrió:- ¿Te apetece bailar?-.
Sus mofletes volvieron a colorearse y
asintió rápidamente, no podía permitirse el desperdiciar otra oportunidad, pero
cuando se dirigían a la pista de baile se cruzaron con Naya y Mike, ella estaba
enfrascada en uno de sus libros y Mike esperaba pacientemente con las manos en
los bolsillos.
Inconscientemente Ollie se detuvo y
miró a Mike:- ¿No bailáis?-.
Mike señaló a su compañera:- Ella no
sabe bailar y a mí no me va mucho-.
Naya intentó defenderse:- No es que no
sepa bailar, es que no sé dejarme llevar-.
Mike subió los hombros y Ollie sintió
una nueva punzada en el pecho, pero volvió rápidamente a la realidad en cuanto Dan
le hizo una señal; se despidieron de sus amigos y se fueron. Cuando llegaron a la pista el
joven apoyó sus manos en la cadera de Ollie, lo que consiguió ponerla aún más
nerviosa; intentó serenarse, si seguía en aquel estado no iba a conseguir dar
ni un paso decente. Dan comenzó a moverse y lo que descubrió la dejó hechizada;
sus pasos eran delicados y armoniosos y la guiaba con una facilidad inmensa,
parecía imposible que alguien tan alto como él fuese tan grácil bailando. Ollie
estuvo durante toda la canción sumergida en la poderosa magia del joven,
disfrutando cada segundo que pasaba con él y admirándolo con más fervor. Pero
repentinamente, Dan comenzó a aminorar la marcha hasta que los dos quedaron
sumidos en un leve movimiento de cadera; Ollie le miró sin entender por qué
había hecho aquello, pero entonces se dio cuenta de que sus ojos se habían
incrustado en sus labios y su aura se mostraba extrañamente agitada. Al instante
supo cuál era su intención así que decidió que lo mejor era dejarse llevar; sin embargo, en cuanto
entrecerró los ojos dispuesta a recibir el cariñoso regalo de su pareja, la imagen de Mike volvió a surgir ante ella. Alterada los abrió de golpe y, cuando vio de nuevo el rostro de Dan, sintió el deseo repentino de huir, no quería
seguir con aquello, pero tampoco tenía la fuerza de voluntad suficiente para
detener a su amigo.
-¡El DJ dice que hay que cambiar de
pareja!-.
El alboroto que se formó ante aquella
noticia hizo que se separasen, salvando a la joven de aquel beso, pero al ver
que se había perdido entre la multitud, se inquietó; debía encontrarle, sin él
no iba a conseguir ubicarse. Otra balada comenzó a sonar y las nuevas parejas
que se habían formado comenzaron con el baile. Ollie consiguió encontrar una
vía de escape así que la siguió, pero el chico con el que se encontró al otro lado no
resultó ser de su agrado.
-Buenas noches, bella dama-.
Ella se puso a la defensiva:- Hola, Jun-.
Él se inclinó y extendió su mano:- ¿Me
concede este baile?-.
Ollie dio inconscientemente un paso
atrás:- Verás…-.
Pero en ese momento alguien le agarró
de la mano y la atrajo hacia sí. Instintivamente cerró los ojos al ver que iba
a colisionar contra el cuerpo de una persona, pero este la detuvo con
facilidad, apoyó las manos en sus caderas y comenzó a bailar. Cuando los volvió
a abrir se sorprendió al ver quien era su secuestrador.
-¡Mike!-. Él ni la miró:- ¿Qué crees
que estás haciendo?-.
-Bailar-.
La respuesta la dejó durante unos
segundos descolocada:- No, me refiero a que por qué has sido tan brusco, lo
tenía todo bajo control-.
Él subió los hombros:- Te he visto y
me ha apetecido bailar-.
Ella subió las cejas e intentó atisbar
un poco del color de su aura, pero la había ocultado muy bien:- Creía que no te
iba lo de bailar-.
-Así es-.
Ollie suspiró:- No te entiendo-.
-Mejor déjate llevar-. Y en cuanto
dijo aquello soltó una de sus manos, la dio una vuelta y luego la inclinó.
Ollie se sonrojó y su corazón comenzó a latir con fuerza, era realmente bueno,
sus pasos parecían los de un profesional. Sacudió la cabeza ¿Qué era lo que le
ocurría? Cada vez que estaba con él sentía unas ganas inhumanas de permanecer a
su lado, y no solo eso, había rechazado el beso de uno de los jóvenes más
buenos del mundo por acordarse de él ¿Por qué de repente se sentía tan a gusto
a su lado? ¿Sería por su repentino cambio de actitud hacia ella? Pero, aun así,
seguía siendo el mismo chico frío y borde; frunció el ceño e intentó recordar
el mágico momento que habían compartido Dan y ella; sin embargo le fue
imposible, sus ojos no podían apartarse del concentrado joven que seguía
meciéndola con dulzura y exhibiéndola ante los demás con elegancia ¿Era aquel
el verdadero Mike? No lo sabía. Sentía que su deber era parar aquel
espectáculo, que quizás así le estuviera haciendo daño a Dan, pero su cuerpo no
le respondía así que simplemente decidió dejarse llevar y poner luego orden a
sus pensamientos.
Kaila cada vez estaba más irritada, si
al hecho de que odiaba los bailes lentos se le unía que su pareja era una patosa, las consecuencias de su elección podían ser pésimas si no conseguía controlarse. En ese
momento se arrepintió de no haber podido negarse ante Frank, los sentimientos que
había en aquellos tímidos ojos habían hecho que su carácter de hierro cediera,
pero viendo el panorama conseguido hubiese sido mejor simplemente ignorar su
mirada. Cuando el DJ anunció el cambio de pareja soltó rápidamente a Frank y se
dispuso a huir de aquella situación infernal en la que se había visto envuelta,
pero Axel apareció de la nada y le obstruyó el paso.
Kaila frunció el ceño:- Mira, si ya de
por sí no soporto los bailes lentos, contigo no podré aguantar las ganas de
vomitar-.
La música comenzó a sonar y las
parejas empezaron con la danza dejándoles encerrados en la pista.
-Ya no tienes opción-.
La furia hizo que su rostro se
sonrojase:- Sí que la tengo, puedo abrirme paso a empujones-.
Ella pasó por delante de Axel
dispuesta a cumplir con lo que había dicho, pero él la agarró por el antebrazo
para detenerla:- Kaila, espera-.
-¡Suéltame!-.
El empujón recibido casi provocó que
Axel se desequilibrase, pero no quiso darse por vencido así que la siguió por el
camino que estaba formando su compañera.
-Podrías quedarte quieta y escucharme
un momento-.
-No, no quiero que te vean con alguien
tan masculina como yo-.
Se quedó sin respiración ante la
provocación de Kaila, pero supo mantener la compostura:- No digas tonterías,
sólo quiero arreglar esto-.
-¿Arreglar?-. Ella se detuvo y lo miró
directamente:- No lo intentes porque no puedes, es imposible que tengas una
excusa por haberme dicho aquello, lo único que puedes hacer es mentir y no voy
a creer ni una palabra de lo que digas-.
-Te equivocas, sí que tengo una
explicación-.
Ella se quedó un momento en silencio
para analizar lo que le había dicho, luego apretó los puños y le señaló con el
dedo:- Da gracias a que estás rodeado de gente porque si no ya estarías volando
por los aires-.
-Kaila, es verdad-. Intentó apoyar su
mano en el brazo de la joven pero ella se apartó.
-Me has hecho mucho daño y no voy a
dejar que me lo vuelvas a hacer-.
Entonces la música se detuvo; el DJ
comenzó a examinar su instrumental pero no conseguía descubrir cuál era el
problema. Kaila observó con detenimiento los altavoces, tenía un mal
presentimiento; rápidamente intentó encontrar a su hermana entre los bailarines
y la divisó a unos metros de ella, junto a Mike, y descubrió en ellos el mismo
sentimiento que había experimentado. Ollie percibió la mirada de su
hermana, clavó sus preocupados ojos color miel en ella y, como si con eso
hubieran conseguido comunicarse, las dos comenzaron a abrirse camino para
llegar lo antes posible a la mesa donde estaban sentados sus padres. Cuando
llegaron Junto a ellos no tuvieron tiempo de articular palabra alguna, la voz
de Mason comenzó a sonar por toda la sala, él había sido quien se había hecho
con el control de los altavoces.
-Miembros de la clase S vayan a la
entrada del internado urgentemente, los demás mantengan la calma y sigan con la
fiesta, las puertas estarán selladas hasta nueva orden-.
Ollie miró de reojo a sus padres,
sonrió y luego se llevó a su hermana a un lado:- Con clase S se refiere al
equipo especial ¿No?-.
Ella subió los hombros, estaba igual
de perdida:- No lo sé, supongo-.
Ollie comenzó a ponerse nerviosa, pero
no debía dejar que sus padres lo notasen así que respiró hondo y se volvió
nuevamente hacia ellos.
-Papá, mamá, creo que nos llaman a
nosotras así que, por si acaso no os volvemos a ver, venimos a despedirnos-.
Su madre sonrió:- No te preocupes,
vamos a pasar la noche aquí y nos vamos a ir mañana por la tarde así que no nos
perderéis de vista tan fácilmente-.
Ollie sintió por detrás el aura
impaciente de Mike, tenían que terminar ya. Abrazó a sus padres y agarró a
Kaila del brazo para animarla a que se moviera pero su padre las retuvo unos
segundos más.
-Tomad esto-. Les dio a cada una de
ellas una pequeña cajita de color crema, decoradas con dos grotescos lazos de
terciopelo, uno blanco y otro negro:- Por si acaso no os volvemos a ver-.
Ollie sintió un fuerte retortijón,
estaban a punto de hacer lo que sus padres les habían hecho cada año, aquello
por lo que se había sentido tantas veces traicionada; no quería irse, pero ¿Qué
otra opción tenía? Seguramente eso era lo que habían sentido sus padres cada
vez que las dejaban solas en casa.
Sintió la necesidad de esconderse
entre los fuertes brazos de su padre y dejarse proteger, algo que no había hecho
desde que tenía cinco años, pero la enérgica voz de Kaila llamándola le hizo
entrar en razón. Le regaló una sonrisa a su padre y soltó un débil:- Gracias-.
Y antes de darse cuenta ya estaba corriendo hacia el punto de encuentro.
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