lunes, 28 de abril de 2014

Dibujo: Un chico y su gato


No puedo decir de que serie anime es, sólo sé que es un personaje que le gusta mucho a mi hermana.
¡¡Espero que os guste!!

jueves, 24 de abril de 2014

La fuerza de vivir (2ªparte)

 Esta es la segunda parte de la historia que empecé a subir la semana pasada, si no os habéis leído la primera parte recomiendo que lo hagáis antes de seguir con esta.
¡ESPERO QUE OS GUSTE!


Los pitidos de las máquinas me despertaron de mi letargo, sentía mi cuerpo dolorido, los músculos no me respondían y sólo conseguía respirar a través de un tubo que mandaba oxígeno directamente a mis pulmones; seguía viva, intubada, pero por lo menos mi corazón seguía latiendo. Escuché ruidos a mi alrededor, allí había varias personas, seguramente entre ellos estarían mis abuelos. Todavía recordaba el momento en el que les conté que una discográfica me quería contratar, mi abuela se negó, no estaba dispuesta a dejarme entrar en aquel mundo; pero luego mi abuelo, a escondidas, me dio su autorización. Desde ese momento él siguió todos los pasos que daba en mi carrera siempre teniendo a su mujer a raya para que no se enterase; hasta el día anterior al concierto no lo descubrió; siempre recordaré el dolor que desprendían sus ojos cuando habló conmigo, gracias a Dios es un punto ya resuelto. Sentí el tacto de la mano de mi abuela agarrando la mía, sabía que debía estar sufriendo, me hubiese gustado levantarme y abrazarla con fuerza hasta conseguir espantar sus temores, pero mi cuerpo estaba tan dolorido como paralizado, ni siquiera mis verdes ojos podían abrirse; por más que quisiese me era imposible tranquilizar a mis acompañantes. Aquello no había terminado, seguía corriendo un grave peligro, seguramente mucho más que antes y lo peor era que todavía no tenía un donante. Dejé de intentar dar muestras de vida y recordé los agradables momentos que pasé después de haber entrado al estudio: conocer a Lara, mi representante; pasar tantos momentos con Óliver y conocerle más profundamente, grabar mi primer sencillo, llegar a estar en el segundo puesto en la lista de los más escuchados, ayudar con la producción de mis canciones, posar en las sesiones de fotos, poder hacer un dúo con Óliver… Parecía un sueño, me costaba creer que hubiese podido vivir todo aquello; había sido la época más feliz de mi vida, aunque, por supuesto, no todo fue un camino de rosas, sobretodo cuando se tenía de enemiga a Saray.



Aquel día me encontraba esperando a Óliver en un pequeño parque que había a dos manzanas del auditorio. Era un día muy importante para mí, en una de las reuniones que habíamos tenido sobre las canciones de mi primer álbum propuse hacer una versión de la canción de mi madre, la que canté para el director, aquel tema era muy especial para mí y necesitaba que estuviese. Por un momento pensé que me lo iban a negar, pero al director le pareció muy buena idea que la hija de una de las antiguas estrellas del pop de nuestro país le hiciese un homenaje a su madre (Aunque seguramente tuviese unos fines más egoístas que los míos). Ese día iba a grabar la canción y la verdad es que estaba bastante nerviosa; la había cantado cientos de veces y, sin embargo, tenía la sensación de que no iba a estar a la altura. De repente me di cuenta de que había varias personas que se habían quedado mirándome, agradecí que, por lo menos, no se me hubiese olvidado ponerme la boina, así tenía algo con lo que ocultar un poco mi rostro. Desde que había sacado mi sencillo a la luz la gente no paraba de seguirme y la melodía se escuchaba a diario por las radios, aquello era una locura, pero me gustaba.

-¡Jess!-.
Cuando reconocí la figura de mi compañero sonreí y moví la mano frenéticamente:- ¡Oli!-.
Cuando llegó a mi lado le di un fuerte abrazo, era algo que me había acostumbrado a hacer cada vez que lo veía y al él nunca le había molestado:- ¿Dónde te habías metido? Habíamos quedado hacía diez minutos-.
Óliver se rio y comenzamos a caminar hacia el auditorio:- Lo siento, he tenido que llevar a mi hermanita a casa de mi padre-.
Me estremecí, aquel tema me incomodaba; la familia de Óliver se encontraba en una situación delicada pero parecía que no le costaba hablar del tema, o por lo menos no conmigo:- ¿Tu madre no puede llevarla?-.
Él sonrió con tristeza:- Desde el divorcio no pueden estar cerca ni a diez metros-.
Me mordí el labio, había sido una insensible:- Lo siento-.
-No te preocupes-.
Comencé a imaginarme a la hermana de Óliver, un hermoso cabello largo y rizado acompañado de una angelical sonrisa:- Me gustaría conocer a tu hermana-.
-Puedo traerla al estudio mañana si quieres-.
Le sonreí:- Me encantaría-.

No solíamos vernos nunca en nuestros respectivos hogares, la situación de los dos era demasiado delicada y preferíamos mantener nuestra relación al margen de los problemas familiares; personalmente no quería ni saber como se tomarían la visita de Óliver mis abuelos, seguramente mi abuelo le ofrecería uno de sus ataques de ira como regalo de bienvenida mientras mi abuela le intentaba intimidar con su interminable repertorio de preguntas y, posiblemente, contándole mi deplorable estado de salud. Suspiré, todavía no había hablado con nadie sobre el problema que padecía y sabía que cuanto más tiempo pasaba más probabilidades había de que tuviese un ataque. Quizás había llegado el momento de contarles la verdad.

-Oli, hay algo que tienes que saber de mí y no te he contado-.
Óliver clavó su profunda mirada en mí, odiaba que hiciese aquello. Mi corazón comenzaba a latir con fuerza, me costaba respirar y el mundo parecía congelarse ante nosotros. No quería estropear nuestra relación, no sabía cómo podría sobrellevar el día a día en el estudio si no estuviera él ¿Qué era lo que pensaría de mí después de contárselo? ¿Querría seguir quedando conmigo al salir del trabajo? ¿Seguiría llamándome todas las noches antes de acostarme para contarme alguna de sus fantasiosas y divertidas historias? No estaba segura de querer descubrirlo.
-Jess, venga-.
Tragué saliva ¿Qué iba a hacer? Tenía que decirle algo, ya había empezado y no podía dar marcha atrás:- Verás…-.
-Espera-.
Aquello me pilló desprevenida, paré junto a él y seguí su mirada; del estudio estaba saliendo Saray. Sentí un nudo en el estómago, la última vez que la había visto en un programa de televisión me había amenazado; si no dejaba la discográfica habría consecuencias muy severas. En aquel momento pensé que lo decía solamente para asustarme, pero ahora que nos volvíamos a ver no estaba tan segura.
-Buenos días chicos-. No respondimos:- Veo que no tenéis muchas ganas de hablar, bueno, yo ya he termina la grabación de la maqueta de mi disco y me voy a comer fuera para celebrarlo; Oli, tú estás invitado si quieres-.
-No gracias, estoy con Jess-.
Al instante los colores se desbordaron en mis mejillas, miré de reojo a Óliver pero no se había dado cuenta; sin embargo había una persona que sí había visto mi reacción ante aquellas palabras. Ella soltó una risita y se acercó a nosotros, aquello me puso aún más nerviosa así que, inconscientemente, agarré la mano de Óliver. Él y Saray me miraron sorprendidos y yo deseé al instante que la tierra me tragase ¿Cómo había podido hacer aquello justamente delante de ella? Ahora sí que estaba acabada.
El rostro de la joven se tiñó de rojo, seguramente a causa de la ira:- No sé que verás en ella Óliver, pero no me importa, vuestra relación está a punto de terminar-.

Se marchó sin decir nada, pero aquella amenaza me heló la sangre, el perder la amistad de Óliver era lo que más me importaba en ese momento y no estaba preparada para que aquello cambiara. Mis manos debían de estar temblando porque Óliver me abrazó con fuerza y me susurró:- Tranquila, respira hondo-.
Hice lo que me ordenó, pero aquellas palabras seguían resonando en mi cabeza, torturándome, por lo que una lágrima comenzó a surcar mi rostro:- Pero, yo no quiero…-. Se me quebró la voz.
-Escucha, eso sólo lo ha dicho para que te pongas así, no dejes que ella gane, yo jamás dejaría que estropease nuestra amistad-. Yo asentí con la cabeza, probablemente tenía razón:- Muy bien, ahora vamos a pasar al estudio y tú vas a grabar la canción de tu madre, es un día importante así que no dejes que nada lo estropeé-. Sonreí, siempre sabía lo que decirme en momentos como ese para tranquilizarme. Óliver se separó de mí y me enjugó la lágrima lo que provocó que mi corazón se acelerase de nuevo; me dedicó una de sus sonrisas y luego me guio hasta el estudio. 

martes, 22 de abril de 2014

LA CARA OCULTA: Un paso adelante.


Ollie se mantenía refugiada y encogida en las profundidades de sus sábanas, sus ojos estaban cristalinos e hinchados y los cascos de su IPod temblaban en sus oídos a causa del alto volumen. Creyó que utilizando aquel mecanismo de evasión podría espantar todas las sombras de su pasado, pero resultó ser un acto inservible, por sus ojos no hacían más que pasar imágenes demasiado nítidas de la terrorífica pelea que la castigaría llevándose a un ser querido y manchándola para siempre con su sangre. Intentó relajarse haciendo algunos ejercicios de respiración, pero al permitir que sus párpados se cerrasen vio sus manos y las puntas de su cabello tintadas de rojo y un cuerpo tendido a su lado; Ollie soltó un débil sollozo y abrió rápidamente los ojos, con manos temblorosas intentó subir el volumen pero era un acto inútil, ya estaba al máximo. En un ataque de histeria se arrancó los cascos de las orejas, tiró su IPod fuera de la cama y sumergió su cabeza en la almohada. En ese momento, cuando creía que iba a perder definitivamente la razón, escuchó el molesto sonido de unos puños golpeando la puerta.

La cabeza de Ollie emergió un momento:- ¡Lárgate!-.
Pero los golpes no cesaron a pesar de las continuas quejas por lo que se vio obligada a levantarse; iba con unos pantalones desgastados de chándal y una camiseta del parque de atracciones que le quedaba enorme; no se molestó en adecentarse, simplemente se puso las zapatillas y abrió bruscamente la puerta.
Al ver a Mike se puso a la defensiva:- Qué quieres, no hace falta que me sermoneen-.
Mike la examinó:- Estás horrible-.
Ollie frunció el ceño:- No estoy para tus tonterías así que adiós-.
Mike detuvo la puerta y fijó su mirada en los hinchados ojos de la joven:- He oído que lo dejas-.
-Sí, pero eso no te incumbe-. Le dijo secamente.
Mike fue esta vez el que frunció el ceño:- Sí que me incumbe, yo fui el anterior líder y decidí confiar en ti-.
Ollie soltó una risa sarcástica:- ¿En serio? Pues tus maneras de demostrarlo son curiosas, de todos modos tenías razón, no sirvo para esto-. Mike no tuvo nada que objetar así que intentó una vez más encerrarse pero el joven volvió a interponerse; ella suspiró:- ¿Querías algo más?-.
-Ven conmigo-.
Ella comenzó a reírse pero al ver el rostro de su compañero supo que no era una broma:- ¿Lo dices en serio? Ni hablar, no pienso salir y menos con las pintas que tengo-.
-Son las dos de la madrugada, nadie te va a ver; además, llevas ahí dos días por lo que si alguien te ve así no se sorprendería-.
Sin embargo no se dejó convencer:- No-.
Entonces Mike abrió de par en par la puerta, la agarró de la muñeca y la obligó a salir al exterior.

Ella comenzó a resistirse:- Suéltame o te patearé el trasero-.
-En tu estado no creo ni que puedas darme una bofetada-.
Frunció el ceño, sabía que tenía razón pero aun así no quería dejarse llevar por lo que siguió forcejeando sin hacer efecto alguno.
Llegaron a una de las aulas del gimnasio; Ollie examinó la estancia vacía y luego se cruzó de brazos:- ¿Y bien?-.
Él se quitó el cinturón, se acercó a ella y se agachó; al sentir que Mike le estaba tocando las caderas se sonrojó y le dio un golpe en la cabeza que hizo que el joven se echase hacia atrás:- ¡Pervertido! ¿Qué te crees que haces?-.
Mike señalo su cadera:- Son tus pistolas-.
Ella miró el cinturón y desvió la mirada:- No me había dado cuenta, lo siento, pero ¿Qué quieres que haga con ellas?-.
Él señaló la pared que tenía a su espalda:- Mira-.
Ella se volvió, la pared comenzó a girar y al ver lo que había colgado en la otra cara intentó huir, pero Mike la cogió de los hombros y la retuvo.
Ollie comenzó a negar con la cabeza:- No, por favor-.
-Para salir de aquí-. Acercó sus labios al oído de ella y susurró:- Tendrás que dispararlo-.
Se quedó totalmente helada, no podía apartar la mirada del cuerpo de aquel soldado enemigo que estaba encadenado, lo peor es que no estaba muerto, su mirada estaba perdida, pero no paraba de mover las manos para zafarse de sus ataduras; además, a su alrededor estaba la misma aura de muerte y desesperación del soldado con el que se encaró en el campamento.
Ollie intentó darse la vuelta pero Mike la tenía bien sujeta:- Mike, de verdad que no puedo-.
-Sí que puedes, ese hombre de ahí murió hace ya tiempo, está controlado, le harás un favor si le disparas-.
-Pero el aura…-.
Mike se acercó de nuevo a su oído:- Es lo último que sintió antes de ser asesinado, ahora no tendría por qué tenerla, sólo debería sentir miedo, pero ¿A qué es la misma del soldado del campamento?-.
Ollie comenzó a relajar sus tensos músculos y Mike aprovechó aquel momento para guiar el brazo de la joven hacia el cinturón:- Si haces memoria todos los que nos rodearon aquel día tenían ese aura, o por lo menos alguna parecida, y en ese momento éramos nosotros los que estábamos en peligro-.
Las imágenes de la batalla pasaron difusamente por su cabeza, tenía razón, a causa del shock no lo había notado pero las auras que les habían rodeado habían sido todas iguales; entonces se dio cuenta de que Mike había desenfundado una sus pistolas utilizando su brazo como el de una marioneta y, en ese momento, la obligaba a apuntar al hombre:- Sí le disparas le estarás ayudando-.Y dicho aquello Mike se apartó de ella.
Ollie se quedó paralizada en la misma posición en la que le había colocado su compañero y se repitió constantemente las palabras que le había susurrado, respiró hondo y se preparó para disparar; intentó ignorar la fuerte y moribunda aura que le cubría, tenía unas ganas increíbles de salir corriendo pero se obligó a mantenerse firme, cerró los ojos y se dijo que estaba haciendo lo correcto, pero al abrirlos se fijó en que en la frente de su víctima corría un hilo rojizo.
Sus manos comenzaron a temblar:- Sangre-.
Mike supo que algo no iba bien por lo que se puso a su lado:- Qué pasa-.
El rostro de Ollie se había descompuesto:- Está sangrando, los muertos no sangran-.
-Ollie, escúchame, está muerto pero sus fluidos sanguíneos siguen estando dentro de él, es normal que suelte algo de sangre-.
Pero aquel líquido ya había provocado que en sus oídos sonasen los gritos de aquella oscura tarde y que las imágenes volviesen para torturar su cabeza. Las lágrimas comenzaron a adueñarse de sus ojos sin mebargo Mike no estaba dispuesto a ceder:- No sé lo que te pasó en el pasado pero esto no es lo mismo, el cuerpo de este hombre lo están controlando, él no tiene ni voluntad ni sentimientos y la orden que le den la cumplirá-. Ollie negó con la cabeza, estaba a punto de derrumbarse así que Mike comenzó a gritar:- Por Dios Ollie ¿No ves que si se escapase la orden que le podrían dar sería que raptase a tu familia y los matase?-.
Aquello pareció surtir efecto, su mente dejó de vagar por su mortífero pasado y comenzó a prestarle atención:- A él no le va a importar quitar unas cuantas vidas e irá matando sin compasión, no le importarán los intentos de tu padre de liberar a tu familia, le volará la cabeza; y tu madre con lágrimas en los ojos le suplicará que las deje libres o por lo menos sólo a su hija, pero él no puede compadecerse por lo que le disparará y, por último, tu hermana; llorará, gritará e intentará liberarse pero serán actos inútiles y, cuando sienta que ha llegado su fin, se preguntará que por qué su hermana mayor no tuvo las agallas de salvarla; entonces el soldado apretará el gatillo y…-.

Ollie comenzó a temblar, había estado imaginándose toda la escena y el visualizar a Kaila en aquel estado la consumía, no podía dejar que aquello ocurriese así que, sin pensárselo dos veces, apretó el gatillo de su pistola y contempló como la bala se abría camino por la piel de la frente del soldado. Las manos del hombre dejaron de balancearse y el aura desapareció, lo había hecho, había disparado a una persona. Sintió sus piernas tremendamente débiles así que se dejó caer de rodillas, por alguna razón no podía apartar la mirada de su víctima.
Mike apoyó una de sus rodillas en el suelo para ponerse a su altura:- ¿Estás…?-.
No concluyó la pregunta, sin previo aviso Ollie se lanzó a sus brazos  y refugió su rostro en el pecho del muchacho mientras susurraba:- Dios, lo he matado-.
Mike se quedó con los brazos en el aire sin saber cómo reaccionar, luego suspiró, la dio un par de toquecitos en la cabeza y la ayudó a levantarse:- Vamos a la pared-.
Al llegar allí la ayudó a sentarse al lado de la puerta y repitió:- Ya estaba muerto-.
Ella se escondió entre sus brazos:- No sé si creérmelo, seguro que lo has dicho para que disparase-.
Sintió como su compañero se alejaba de ella pero no quiso saber a dónde iba, estaba muy confusa.
-Mira-.
Al levantar la cabeza se sobresaltó, el cráneo del soldado se había separado del resto de su cuerpo pero eso no era lo que señalaba Mike; aquel hombre tenía una especie de ordenador redondo como cerebro y los infinitos cables que salían de él lo conectaban con el resto del cuerpo.
Mike volvió a depositar el cráneo en su sitio:- Este hombre perdió la vida hace mucho tiempo, todos esos soldados la perdieron-.
Ollie frunció el ceño:- Profana sus cuerpos, eso es muy cruel-.
Mike asintió, se fue donde estaba su compañera y se sentó Junto a ella:- El hombre al que nos enfrentamos está loco, masacra poblaciones solamente para conseguir más cuerpos y más atención y a saber que más tiene en mente-. Mike la miró fijamente:- Por eso no lo puedes dejar-.
Ollie frunció el ceño:- Eso es muy fácil decirlo, además, es mejor para ti, vuelves a tu antiguo cargo-.
Mike ignoró su provocación:- ¿Entonces todavía no has cambiado de opinión?-.
Ollie cerró los ojos y pensó en la historia que le había contado Mike:- Sí lo he hecho, no lo voy a dejar, pero…-. Ollie miró el techo:- No quiero que vuelva a suceder aquello, por eso hice la promesa-. Mike frunció el ceño pero no dijo nada así que Ollie prosiguió:- Me hice la promesa de dejar las peleas para que nunca más, nadie, muriese por mi culpa-.
Mike miró el suelo:- Morir, eh…-.

Ella suspiró:- Verás, cuando empecé el instituto tuve muchos problemas, a mis compañeros no les agradaba que no bajase del notable, había desbancado a “la popular” y les molestaba que en educación física tuviese mejores marcas que los chicos a pesar del asma, además era muy tímida y eso dificulta mucho la comunicación por lo que comencé a aislarme; ahí fue cuando comenzaron a desaparecerme los libros, a encontrarme mi pupitre destrozado, a ser insultada y hasta amenazada. Al pasar a segundo creí que las cosas cambiarían, pero no fue así y cuando volví a sacar más nota que esa odiosa rubia, ella y sus amigas me pegaron y me dejaron encerrada en el baño, ese día supe que debía hacer que la situación diese un vuelco y fue cuando Samanta me encontró y me cambió…-.


viernes, 18 de abril de 2014

El juego de la mímica

Ya disponible mi nuevo vídeo, es el primero de un nuevo espacio en el canal destinado a hacer juegos junto con mi hermana, por supuesto, siempre relacionados con literatura.
 aquí os dejo el enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=ugxuAzSxsds

Espero que os guste y que me comentéis que os parece ;)
Si queréis ver vídeos anteriores podéis visitar mi canal a través del blog, el enlace está en la parte de arriba junto con las otras páginas.
¡Pasad un buen día!

jueves, 17 de abril de 2014

La fuerza de vivir.


Todavía podía escuchar los pasos frenéticos de los enfermeros que había a mi alrededor. Me costaba mucho respirar, ni siquiera la mascarilla que me habían puesto para que me llegase oxígeno a los pulmones estaba surtiendo demasiado efecto, el pecho cada vez me dolía más, parecía que me iba a explotar de un momento a otro. Un grito se quedó atrancado en mi garganta, aquello era insoportable; una lágrima escapó de entre mis párpados y recorrió mi pálida mejilla lentamente. Noté como una persona se inclinaba hacia mí y me susurrara que aguantase, que todo iba a salir bien. Al escuchar aquellas palabras tuve ganas de soltar una risita, seguramente lo hubiera hecho si hubiese tenido las fuerzas suficientes; ambos sabíamos la verdad, todos los que estaban conmigo en ese momento lo sabían, no había conseguido un donante de corazón a tiempo y quizás las situaciones que había tenido que afrontar esos días hubiesen tenido algo que ver, demasiadas emociones para mi frágil órgano; pero no me arrepentía de las decisiones que había tomado, había hecho lo mejor, después de todo, nadie me había asegurado que iba a conseguir un donante y yo sabía perfectamente que era muy complicado. Todo mi cuerpo comenzó a dolerme y mis conductos respiratorios colapsaron, no conseguía respirar. Cada vez me costaba más seguir consciente, todo lo que había a mi alrededor comenzó a parecerme difuso, las figuras se tambaleaban y entremezclaban como si fuesen espectros, espectros que esperaban mi final para que me uniese a ellos. Volví a escuchar la voz del doctor en mi oído pero en esa ocasión sus palabras me parecieron incomprensibles. Me estaba yendo y el equipo médico no conseguía impedirlo. El miedo comenzó a atenazarme así que intenté dejar mi mente en blanco, no debía asustarme, había conseguido realizar mi sueño antes de que mi corazón colapsase, debía sentirme orgullosa e irme de aquel mundo feliz; por supuesto que me hubiese alegrado vivir mucho más y disfrutar de todo lo que había logrado, pero si no podía ser por lo menos había conseguido el sueño de mi vida. Sin embargo, aun siendo consciente de ello, mi deseo de vivir lo único que hacía era aumentar, quería disfrutar de mi triunfo, quería conocer el significado de estar enamorada, quería saber hasta dónde podía llegar después de todo mi esfuerzo; el dolor incrementó y con él mi angustia, no era justo, merecía seguir viviendo, con diecisiete años no me había dado tiempo a nada. Sentí que alguien agarraba con fuerza mi helada mano en un vano intento de que mi alma todavía no se desprendiese de mi cuerpo; casi no notaba mis articulaciones, me sentía entumecida y rápidamente supuse que era una mala señal; así que relajé todo mi ser y comencé a recordar aquella temporada en la que pude vivir mi sueño, si iba a morir, por lo menos lo haría recordando aquellos buenos momentos disfrutando de la música y conociendo lo que era el verdadero amor.


-Lo siento mucho, pero tu corazón no podrá aguantar mucho tiempo-.
Contuve la respiración, siempre había sabido que no gozaba de buena salud, desde que tenía memoria había tenido que ir a revisiones y tomarme medicamentos para que los síntomas de mi frágil cuerpo estuviesen controlados, pero el hecho de que a esas alturas, cuando ya creía que mi doctor me iba a dar el alta, insinuase que corría un grave peligro, me dejó completamente helada.
Sentí cómo mi abuelo se removía en el asiento de al lado, se había enojado:- ¿Qué nos está queriendo decir? ¿Qué mi nieta va a morir? ¿Es eso? Pues les denunciaré por fraude ¿De qué ha servido entonces todas las revisiones y las medicinas que hemos pagado para que se recuperara?-.
-Señor, cálmese por favor y escuche-.
Mi abuelo no parecía muy dispuesto a obedecer y yo no me encontraba con las fuerzas suficientes para tranquilizarle así que simplemente cogí su mano y miré fijamente al doctor, dándole a entender que podía proceder.
-Veréis, todas esas revisiones y esos gastos si que han tenido una finalidad y era o curarla por completo o retrasar todo lo que pudiésemos el deterioro del corazón, la verdad es que teníamos muchas esperanzas en que fuese lo primero pero no lo hemos conseguido. Si no hubiésemos hecho todo eso seguramente su nieta no hubiese aguantado hasta los diecisiete años-.
-¡Tonterías!-. Comenzó a gritar mi abuelo; suspiré, yo era la más afectada de los dos pero no me ponía a gritar como una loca, además, quería escuchar lo que nos tenía que decir el doctor, necesitaba saber si podía haber alguna solución, así que me armé de valor y le detuve.
-Abuelo, basta-. Este calló a regañadientes:- Doctor, Dígame que soluciones hay-.
Él entrelazó sus dedos y me miró muy serio:- Llegados a este punto sólo hay una solución, necesitas un trasplante-.
Se me formó un nudo en el estómago, eso significaba que tenía que estar con el pecho abierto y sin corazón unos segundos, eso sin contar con el hecho de que encontrar un donante compatible de corazón era muy complicado. Era una operación muy arriesgada y con muchas posibilidades de fracasar.
-¿No hay otra manera?-.
El doctor negó con la cabeza:- Lo lamento mucho-.


Después de aquello conseguí sacar del hospital a mi abuelo sin que montase una de las suyas; ya estaba apuntada en la lista y me habían permitido seguir con una vida normal hasta que consiguiese un donante, sin embargo yo no quería volver a mi rutina después de aquella noticia, al vivir sola con mis abuelos no había muchas cosas que hacer que no fuesen jugar al parchís y a las cartas. Al estar en pleno mes de julio no había clases, todos mis compañeros estaban de vacaciones y para llegar a la piscina tenía que coger el autobús, algo que les desagradaba a mis abuelos porque, según ellos, en esos artefactos había demasiados gérmenes. Mi vida en Madrid estaba resultando ser muy aburrida. Dejé a mi abuelo en un taxi y me despedí de él, le había prometido que volvería a casa lo antes posible pero que tenía que estar un rato a solas. En parte aquello era verdad, delante de ellos no podía permitirme el derrumbarme, sabía que no podrían aguantar si yo no era fuerte; cuando murieron mis padres en el accidente de coche casi perdí también a mis abuelos; no iba a permitir que esa situación se repitiera.

Mientras deambulaba por las calles de Madrid las lágrimas comenzaron a brotar solas, sentía la sombra de la muerte a mi espalda y eso me incomodaba, quizás hubiese estado mejor si me lo hubiesen ocultado, pero al instante me arrepentí, seguramente hubiese sido peor si me diese un ataque al corazón estando en la ignorancia. Mis piernas se detuvieron y mi mirada se quedó clavada en el edificio que tenía en frente, era un auditorio. Todavía no entendía muy bien como había acabado en aquel lugar, mi sueño siempre había sido ser cantante, mi madre lo había sido, de pequeña había viajado a varios países con ellos por sus giras. Cuando me encontraba mal o me iba a dormir ella me acunaba entre sus brazos y me cantaba una de sus canciones junto con mi padre, que le hacía los coros mientras tocaba la guitarra. Las lágrimas volvieron a surgir, todavía sentía su falta como una espina clavada en mi pecho, en un momento tan difícil como en el que me encontraba echaba de menos aquella hermosa voz y las dulces notas de la guitarra de mi padre que la acompañaban, eso sí que era medicina para el alma. Me apoyé pesadamente en el muro que rodeaba el edificio, me llevé la mano al corazón y comencé a cantar la canción de mi madre. Al instante mi voz comenzó a resonar en la calle, se parecía bastante a la de ella pero era un poco más grave; la letra comenzó a envolverme y durante los tres minutos que duró la canción sentí que la tristeza me abandonaba y el espíritu de mi madre me acogía entre sus brazos, animándome y cuidándome. Cuando callé y el silenció reinó, la burbuja se rompió y mi madre desapareció por lo que el sentimiento de desamparo regresó. 

Me tapé la cara con las manos y respiré hondo, intentando así tranquilizarme; no me di cuenta de que alguien me había estado escuchando hasta que sentí su presencia a mi lado. Levanté la vista rápidamente y pegué un brinco al encontrarme el rostro de un joven a unos centímetros del mío.
-Dios, qué susto-.
El joven se quitó el sombrero que llevaba puesto y se pasó la mano por su pelo corto y rizado mientras me sonreía:- Perdona-.
Aquello me desconcertó unos segundos, su sonrisa era impactante y sus brillantes ojos color miel eran hipnotizadores; mis mejillas se sonrojaron:- ¿Querías algo?-.
Separó su mano de sus cabellos color avellana y se puso de nuevo el sombrero:- Sí, verás, es que te acabo de oír cantar y me has impresionado-.
Comencé a jugar nerviosamente con una de mis mechones rojizos; era realmente atractivo, su piel estaba bronceada, era alto y no muy musculoso; llevaba unos vaqueros negros con una cadena colgando de su lateral izquierdo, una camisa blanca de manga corta con una estrella en el centro y un chaleco negro por encima; no sabía por qué pero me parecía que ya le había visto en alguna parte. Rápidamente dejé de observarle y me apresuré a contestar:- Gracias-.
-¿Vienes a presentarte?-.
Le miré sin comprender:- ¿Qué quieres decir?-.
-Bueno, supuse que si estabas cantando delante del auditorio sería porque te estabas preparando por una prueba o porque venías a grabar un disco-.
Miré alternativamente al edificio y al joven y entonces me di cuenta de por qué me resultaba tan familiar:- Madre, eres Óliver Stark, no te había reconocido, perdona; no vengo a ninguna audición, simplemente estaba paseando y he comenzado a cantar pero no tiene nada que ver, además mis abuelos no lo permitirían-.
-Tranquila, no tienes que disculparte ¿Por qué no te dejan tus abuelos?-.
-Es complicado-. No estaba dispuesta a contarle mi drama familiar a un recién conocido.
-¿Y tus padres?-.
Me tensé, era extraño, lo había dicho ya varias veces pero todavía me afectaba:- Fallecieron, vivo con mis abuelos-.
Óliver agarró mi blanquecina mano, el contraste entre nuestras pieles era exagerado:- Lo siento-.
-No te preocupes, mis padres fueron cantantes así que puedes hacerte una idea de los motivos que tienen para no dejarme-. “Sin mencionar mi problema de corazón y el trasplante que me tienen que hacer dentro de poco” Pero eso no pensaba sacarlo a la luz:- Aunque mi sueño siempre ha sido convertirme en una cantante tan buena como ella-.
Él me sonrió abiertamente y yo no tuve más remedio que devolvérsela.
-¿Me podrías decir tu nombre?-.
-Jésica Alcántara, pero llámame Jess-.
-Muy bien, pues acompáñame Jess-. 

No me dio tiempo a responder, tiró de mí con facilidad y me introdujo en el edificio alegando al vigilante que era una familiar suya. No pude ni fijarme en el aspecto del edificio, Óliver me metió corriendo en el ascensor y no me dejó hablar en todo el trayecto; cuando se abrieron las puertas en el cuarto piso volvimos a la carrera, Óliver estaba a punto de abrir la puerta en la que ponía director cuando una joven de cabello rubio y corto de ojos azules salió de la sala y se interpuso en nuestro camino.
-¡Oli! ¡Cuánto tiempo!-.
-Saray-. Dijo impaciente mi acompañante.
-¿Sabes? Acabo de hablar con el director, sabía que estaban buscando a una buena cantante femenina para la discográfica, ya sé lo que me dirás, pero si tú tienes ya discográfica, pero me gusta mucho más esta, además así nos podremos ver más a menudo ¿No te parece genial?-.
-Muy bien Saray, pero no te hagas demasiadas ilusiones, hay más candidatas, ahora si me disculpas tengo prisa-.
Si Saray se molestó no se notó en absoluto, ella sonrió y luego clavó sus penetrantes ojos en mí:- Y ¿Quién es tu amiga?-.
Me estremecí, no parecía muy contenta:- Soy Jess-.
-Jess y ¿Qué hace aquí?-. Ya no se dirigía a mí.
-Pelea por el mismo puesto que tú en la discográfica-.
-¡Qué!-. Aquello me pilló desprevenida ¿Acaso no había dejado claro que en mi caso era imposible? Miré de reojo a Saray, al hacerlo tuve la sensación de que estaba a punto de abalanzarse sobre mí y estrangularme, no le habría hecho mucha gracia enterarse de que el chico por el que quería cambiarse había elegido a otra.
-Pues no lo creo-. Dijo mientras me fulminaba con la mirada:- El director me ha dado su aprobación, una desconocida no podrá compararse con una profesional como yo-.
Óliver la apartó y abrió la puerta:- Eso ya lo veremos-. Y sin decir nada nos adentramos en la sala.

Me quedé un momento mirando la puerta y luego me volví de nuevo a él:- ¿Acaso me quieres utilizar para no tener de compañera a esa chica? Porque no me parece nada bien-.
Óliver pareció sorprenderse:- ¿Qué? ¡No! ¡No lo malinterpretes!-.
-Bueno, antes de que sigáis con vuestra discusión ¿Me decís para que habéis entrado en mi despacho?-.
Los dos nos callamos y miramos al hombre que había sentado en el escritorio que teníamos delante, a su espalda había unas amplias vidrieras que mostraban toda la ciudad de Madrid. Cuando se inclinó hacia delante todo mi cuerpo se tensó, no tenía ni idea de cómo había llegado a esa situación.
-Director, le traigo a la cantante que estaba buscando-.
El hombre señaló la puerta:- Ya la he encontrado hace un momento y la verdad es que será mejor tener a una cantante ya iniciada-.
-Señor, escúchela, tiene una voz espectacular, verá que merece la pena elegirla-.
El director me examinó con detenimiento e inconscientemente agarré con más fuerza la mano de Óliver:- Es guapa, aunque quizás demasiado pálida pero eso se puede solucionar con algo de maquillaje-.
Óliver pareció molestarse y dio un paso hacia delante:- Señor, por favor, escúchela-.
Me mordí el labio y me acerqué lentamente a Óliver:- Oye, creo que me debería ir, yo ni siquiera quería venir aquí-.
Entonces él me agarró los hombros y me miró fijamente a los ojos lo que me dejó totalmente helada:-Jess, ahora tienes la oportunidad de cumplir tu sueño y seguir los pasos de tu madre, ignora a tus abuelos, hazlo por ella y por ti, es tú vida no la de ellos-.
-¿Algún problema?-. Preguntó el director; nosotros nos mantuvimos en silencio, mirándonos el uno al otro, mis principios se removían, confusos, en mi cabeza; no sabía qué hacer, él tenía razón pero no quería decepcionar a mis abuelos, no soportaría fallarles.
-Bueno, veo que ella no está dispuesta así que marchaos-.
Me quedé unos segundos más donde estaba, los ojos de Óliver estaban consiguiendo que me dejase llevar por mis deseos de cantar; no podía permitirlo así que aparté la mirada y comencé a caminar hacia la puerta.
-Jess, por favor-. Le ignoré, tenía que salir de allí cuanto antes, debía pensar en mis abuelos; agarré con fuerza el pomo pero cuando estaba a punto de salir la cara sonriente de mi madre mientras me cantaba apareció ante mis ojos e hizo que me detuviese. Un par de lágrimas afloraron de nuevo y fue cuando supe que si salía de allí sin cantar cometería el mayor error de mi vida; corría un serio riesgo de morir, si quería realizar mi sueño ese era el momento, así que me di la vuelta con valentía y comencé a cantar la canción de mi madre; sentí su aura de nuevo, protegiéndome; la melodía comenzó a calar en la sala y mi alma volvió a sucumbir a la tranquilidad que aquella letra me transmitía.


Cuando terminé miré confundida a mis espectadores que parecían estatuas de mármol; comencé a ponerme nerviosa así que me di la vuelta para marcharme creyendo que acababa de hacer el ridículo, pero el director se levantó de su sillón y gritó:- Chica, estás dentro-. Rápidamente cogió el teléfono y comenzó a poner mi debut en movimiento; no me lo podía creer, acababa de comenzar mi sueño y lo había hecho gracias a mi madre.

(Continuará el próximo jueves).

martes, 15 de abril de 2014

SUEÑOS: La ruptura



Las tres de la mañana, nunca le había costado quedarse dormido pero según aquel reloj llevaba dos horas dando vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, intentó nuevamente encontrar la posición más cómoda, sin embargo todas le parecían, al cabo de un rato, demasiado artificiales. Se incorporó y observó la oscura habitación, todo se encontraba siniestramente inmóvil, lo único que se escuchaba era la fuerte respiración de su amigo en la cama de al lado. Quiso llamarle pero al conseguir ver su cara supo que iba a ser imposible despertarlo; resignado, se tiró en la cama e intentó cerrar los ojos, pero sus párpados no atendían sus peticiones, en esos momentos deseó con fuerza estar metido en su caliente y protectora cama rodeado de sus queridos cuadros que había tenido que dejar abandonados y que le habían protegido durante tanto tiempo. Un curioso sonido hizo que dejase de soñar despierto, se incorporó nuevamente y se concentró en él; parecían pequeños golpes procedentes de la puerta de cristal de la terraza, cuando miró se fijó en que había una borrosa silueta dibujada en las persianas de color melocotón. Se puso algo nervioso ¿Y si era alguno de sus perseguidores? Aunque si lo pensaba detenidamente era una idea descabellada, si era alguno de ellos no se hubiera molestado en llamar ¿Oh a lo mejor sí? En algunas películas había visto ese tipo de escenas, lo solían hacer para despistar a sus presas ¿Y si era ese tipo de trampa? Rápidamente buscó algo con lo que protegerse y lo primero que encontró fue un jarrón que había de decoración en la mesa, se acercó cuidadosamente intentando no hacer ruido y, cuando hubo llegado a las cortinas, agarró con cautela uno de los extremos y se asomó; al ver quien era soltó rápidamente el jarrón, el sonido inundo el cuarto pero aquello no pareció despertar a David, luego cogió el jersey y el pantalón del colegio y se los puso por encima de sus calzoncillos azules para así conseguir refugiarse del frío; descorrió las persianas y abrió la puerta.
-Hola ¿Qué haces aquí fuera a estas horas? Deberías estar descansando-.
Maika sonrió:- Estoy bien, es que quería que me acompañases, me apetecía ver las estrellas, aunque por un momento había pensado que estabas dormido-.
Ian salió de la habitación, cerró la puerta con cuidado y luego cogió su mano para acompañarla hacia la barandilla:- Después de todo lo ocurrido era imposible que esta noche pudiese dormir-.
Maika miró hacia el cielo, aquella noche estaba salpicado por millones de pequeñas luces radiantes; las facciones de la joven se relajaron considerablemente y una dulce sonrisa decoró sus labios, Ian la imitó y consiguió sentir lo mismo que estaba sintiendo ella en aquel momento, algo de paz.
-Cuando era pequeña alguien me dijo que la luz de las estrellas podía curar el alma, que con sólo mirarlas podía encontrar paz incluso en los peores momentos-.
Ian cerró los ojos:- Quien te lo dijera era alguien muy sabio-. Sonrió:- Mis padres también me lo decían-.
Ella se comenzó a reír lo que hizo que el joven abriese los ojos y la mirase.
-Fuiste tú quien me lo dijo-.
La mente de Ian se puso en blanco, no supo cómo reaccionar ante aquello:- Ya veo-.
Apartó su mirada, incluso habiendo estado soñando con ella todo ese tiempo había ciertas cosas que aún no recordaba ¿Cómo debía reaccionar exactamente ante aquella declaración? No lo sabía.
-Lo siento, de verdad lo siento-.
Ian volvió a mirarla, su rostro estaba plagado de lágrimas; el comenzó a negar con la cabeza:- Maika…-.
-De verdad que yo nunca pensé que pasaría esto-. Ian acarició sus mejillas para enjugarselas, tomó su rostro y la sonrió. Maika le abrazó con fuerza y escondió su lloroso rostro en el pecho del joven mientras seguía desahogándose:- Todo lo que he hecho durante todos estos años ha sido para ayudarte, para protegerte, pero ahora no sé si todo lo que he hecho ha tenido sentido. De verdad que yo nunca te he querido hacer daño-.
Ian acariciaba dulcemente sus cabellos y la apretaba con fuerza, no soportaba verla de aquella forma:- Lo sé, tranquila, nunca te he culpado y nunca te culparé-.
Ella apretó con fuerza el jersey que llevaba puesto Ian:- Pero sí que es mi culpa-.
El negó con la cabeza:- No lo es-.
-Sí, sí lo es, el problema es que no sabes por qué pero si lo supieras me culparías-.
Ian la apartó un poco de si:- Entonces dime el por qué-.
Pero Maika cerró los ojos:- Es que no puedo-.
-Maika…-.
Pero ella no le dejó, no podía dejar que siguiera, las lágrimas salían sin cesar de sus ojos, lo que estaba a punto de decir era algo realmente doloroso:- Ian no te quiero causar más dolor dándote falsas esperanzas así que necesito que me escuches atentamente-. Maika se detuvo durante unos instantes e Ian se mantuvo durante ese tiempo en absoluto silencio:- Ian yo te quiero, te he querido desde que te tiraste por un puente para recuperar mi conejo de peluche; esto te lo quería decir para que supieras lo mucho que me duele también a mí decirte lo que te tengo que decir-. Hizo una breve pausa, los sollozos estaban a punto de salir a la luz:- No me esperes porque nunca podremos estar juntos, solo me puedes tener como amiga-.
Algo dentro de Ian se rompió a traición, las palabras que acababa de escuchar se repetían incesantemente en su cabeza pero no les encontraba sentido alguno:- Maika, pero qué estas…-.
El cuerpo de Maika comenzó a temblar y ella se tapó la boca con sus manos:- Por favor no lo hagas más difícil-.
Él apartó las manos de los hombros de la joven:- ¿Por qué?-. Las lágrimas comenzaban a asomarse por los párpados del chico:- ¿Por qué? No lo entiendo-.

-Es mejor así-. Y dicho eso Maika corrió hacia la puerta de su habitación, Ian escuchó el sonido de la puerta al cerrarse, pero él siguió allí mirando a la nada, no conseguía entender nada ¿Acaso había hecho algo mal? Intentó llegar a la puerta de su cuarto pero le resultaba realmente difícil, sentía como si su cuerpo estuviese cubierto de plomo; cuando llegó a su cama se tiró y se dejó llevar por el dolor.

domingo, 13 de abril de 2014

Tales of grace: Sophie

Es el personaje favorito de mi hermana del juego Tales of Grace para PS3. Se lo dibujé como regalo de reyes.
 Espero que os guste!!




Blog: La piedra de Sísifo.

La piedra de Sísifo es un blog de curiosidades en donde tratan temas muy diversos (filosofía, literatura, historia y arte, entre otros); y esto lo hacen, sobretodo, a través de reflexiones.
Recientemente me he unido a su lista de autores así que publicaré algunas de las mías de vez en cuando en este sitio.
Ayer colgaron mi primera entrada titulada: Un falso reflejo.
Si os interesa os dejo el enlace para que podáis leer mi nuevo texto y también para que podáis echarle un vistazo al blog, os lo recomiendo, es muy interesante ;)

Blog: http://www.lapiedradesisifo.com/
Reflexión - Un falso reflejo: http://www.lapiedradesisifo.com/2014/04/12/un-falso-reflejo/

¡Que disfrutéis y paséis un buen día!

viernes, 11 de abril de 2014

Vídeo- reseña: donde los árboles cantan.



Título: Donde los árboles cantan.
Autora: Laura Gallego García.
Editorial: SM

En el siguiente enlace podréis encontrar una introducción al libro y mi opinión personal. Si os interesa y os gusta que siga haciendo estas cosas, por favor, decírmelo y suscribiros!!!

https://www.youtube.com/watch?v=1HlWX3KUMjo