“¿Por qué?”. Es lo primero que te
viene a la cabeza cuando te dan una mala noticia. Suele ser tan repentino que
casi ni te lo crees, no consigues digerirlo e intentas darle menos importancia
de la que en realidad tiene. A esto los psicólogos lo llaman disonancia
cognitiva y, aunque es cierto que nos ayuda a sobrellevar mejor el problema que
se nos ha presentado, no siempre lo soluciona.
Por mucho que nos repetimos que
terminará pronto el tiempo sigue pasando y los días se convierten sólo en
momentos de pruebas, resultados, estrés, frustración y miedo.
La palabra enfermedad puede tener el mismo
efecto que una pistola, dependiendo de cómo se diga puede ser mayor o menor el
daño.
Por mucho que intentamos positivizar
las cosas no somos máquinas, el estar constantemente siendo sometidos a pruebas
médicas es agotador; todos esos sentimientos acaban haciendo mella y, cuanto
más los escondes, más daño te hacen.
Aun sabiéndolo mucha gente sigue
escondiéndose, la mayoría piensa que es mejor engañarse que afrontarlo, cree
que lo único que conseguirá sacándolo a la luz no serviría de nada porque nadie
puede entenderlos... porque nadie puede hacer nada por ellos. Intentan hacerse los
fuertes, pero lo único que consiguen así es aislarse.
El torbellino de sentimientos que
hay dentro de estos individuos es indescriptible, sólo alguien en su misma
situación sería capaz de comprenderlo, pero esto no quiere decir que las
personas que están a su alrededor no lo estén pasando mal.
El ver cómo alguien que es
importante para ti está sufriendo te descoloca; no sabes cómo apoyarla así que
la impotencia crece sin compasión, te desgarra y, en muchas ocasiones, te
derrumba.
Por suerte mi familia no es muy
común. La mayoría son muy efusivos, cuando disfrutan son capaces de despertar un
vecindario entero y contagiar a todo aquel que pase por su lado; pero también
una característica muy común en ellos es la empatía. Siempre se ponen en la
piel de los demás y, cuando alguno de nosotros está sufriendo, ellos lo hacen
incluso más de lo que deberían.
Siempre nos hemos protegido los
unos a los otros, da igual lo mal que lo estemos pasando, ellos guardan sus
sentimientos y hacen lo imposible por sacarte adelante. Con ellos a tu lado no
importa lo mucho que intentes aislarte, nunca te sentirás sólo; estarán contigo
incluso cuando ya no les soportes.
Tener una familia así no tiene
precio, no importa el daño que les hagas o lo mucho que intentes apartarlos,
siempre estarán ahí para ti, apoyándote e intentando que ese mal trago lo lleves
de la mejor manera posible; a veces incluso tratarán de cargar parte de tu
problema para que el peso que hay en tus hombros no sea tan pesado.
PARA ESA PERSONA: esto te lo
dedico a ti, porque no quiero que te preocupes, porque no quiero verte mal,
porque quiero que luches teniendo siempre presente que nosotros estamos a tu
lado; seremos lo que tú necesites: tu muleta, tu pañuelo, tu juguete, tu
amuleto… no importa mientras sigas adelante como hasta ahora, con fuerza,
decisión y esperanza. Ya verás cómo todo esto acabará pronto y dentro de unos
años nos reiremos del susto que nos pegaste ¡Si es que sólo con nuestra fuerza
de voluntad esa cosa tiene que desaparecer!
Te queremos, no lo olvides nunca.
Te quiero :)
No hay palabras. Adelante. Te queremos. Nidia te quiero princesa
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