Cuando el temblor comenzó a
apaciguarse Naya miró a sus compañeros de clase, algunos se agarraban
fuertemente a sus pupitres, asustados, mientras que a otros les había vencido
la curiosidad y se habían acercado rápidamente a las ventanas.
Naya se levantó de su asiento y se acercó al profesor
de física, que parecía haberse quedado paralizado.
—Profesor.
Él clavó su perpleja mirada en la alumna:— ¿Qué ocurre?
—Este no es el mejor momento para
acobardarse — le dijo mientras señalaba a sus demás alumnos.
El hombre se ruborizó:— Lo siento.
Naya no respondió, simplemente se
volvió a sus compañeros y se subió en uno de los pupitres:— Escuchadme ahora mismo — Todos los alumnos clavaron sus miradas en
ella:— Quiero que os pongáis en dos filas, una con los que suelen estar en los
paneles de control y la otra con los que tengan más resistencia física, que
cada fila vaya a su lugar asignado — Luego se acercó a uno de ellos y susurró — Dile al entrenador en cuanto os lo encontréis que os he ordenado
rodear el centro y quedaros en modo defensivo, los del equipo especial
iremos al frente pero, por si no conseguimos mantener la situación bajo control, necesitamos que alguien proteja el internado.
Al joven le tembló un poco la voz:— ¿Nos están atacando?
—Es extraño, pero es lo que parece.
Un gutural gruñido resonó por todo el
campus, los alumnos casi se vuelven a las ventanas para descubrir qué era lo
que había provocado aquel sonido, pero Naya le dio una fuerte patada al
escritorio del profesor y lo estampó contra la pared, convirtiéndolo en un montón de astillas.
Sus compañeros se quedaron petrificados,
asustados por su agresividad.
—Haced lo que os he dicho ahora
mismo.
Naya salió del aula, se acercó a la alarma y la activó. Todas
las clases comenzaron a ponerse en movimiento.
Sin esperar a recibir órdenes se acercó de nuevo a la alarma y
le dio a un botón que tenía escondido en el lateral, una compuerta se abrió
ante ella y su resplandeciente traje de combate la envolvió suavemente.
Cuando estuvo
lista Naya se metió allí dentro, cerró la compuerta y se sentó en la butaca que
había en aquella diminuta sala verdosa. Encendió un pequeño aparato que había en
el suelo, el holograma de una mesa de mandos apareció ante ella al igual que
unas diez pantallas que cobraron vida, las cámaras de todo el internado, las
armas y los vehículos estaban bajo su poder.
Cuando se puso el auricular,
accedió al sistema de seguridad del despacho del director y se apoderó del
control de su pantalla.
Naya es uno de los personajes principales de mi novela: LA CARA OCULTA.
Es un libro que escribí con 15 años y que está sin corregir, pero que tengo la intención de publicar en el futuro.
Le tengo un especial cariño tanto a la historia como a los personajes, fue un mundo que me ayudó a evadirme cuando más lo necesitaba y Naya es un personaje del que me siento muy orgullosa.
Espero que os haya gustado este pequeña fragmento introductorio del papel de Naya en "La Cara Oculta" y el boceto que hice de ella.
¡Nos vemos en el próximo secreto!
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