Hoy es el último día de navidad.
Una vez más las navidades nos
abandonan. En parte seguro que todos os sentís decepcionados, tenemos que dejar
a un lado la seguridad de nuestros hogares y las horas de ocio para volver a la
estresante rutina y trabajar. Es como si explotase de golpe la burbuja
insonorizada en la que nos habíamos escondido y en la que nos sentíamos tan
protegidos.
Conozco a muchas personas que se
sumergen en una especie de depresión los primeros días de clase, deseando
tontamente que las vacaciones vuelvan y nos liberen de nuestras
responsabilidades, de nuestras preocupaciones…
Pero ¿De verdad es todo tan
decepcionante? Yo no lo veo así.
¿Qué pasa con todo lo que hemos
conseguido estas navidades? ¿Los mágicos momentos que hemos pasado con nuestra
familia? ¿Las relaciones que hemos entablado? ¿Las ilusiones, alegrías y sueños
que se han despertado en nosotros? ¿La esperanza y las nuevas expectativas que
crecen en nuestro interior al comenzar un año nuevo?
Quizás muchos os olvidéis de ello
pero yo soy incapaz, para mí estas navidades han sido muy especiales; sí, me da
pena que se acaben, como a todos, pero eso no hace que me quede tirada en la
cama esperando un milagro. Todo lo que me ha ocurrido, todas las puertas que se
me han abierto y lo que he conseguido me dan las fuerzas que necesito para
seguir adelante, para enfrentarme a cualquier problema que se me presente y
seguir subiendo esa montaña que comencé a escalar casi sin darme cuenta.
No pienso dejarlo hasta llegar a
la cima, estas navidades han sido mi impulso, he tenido la gran suerte de haber
estado recibiendo regalos prácticamente cada día, algunos más pequeños que
otros, pero todos ellos igual de importantes, y no sólo por su significado,
también por las personas de las que lo he recibido.
No sé cómo habrán sido estás
soleadas navidades para vosotros, quizás no han sido tan novedosas como las
mías, pero os aseguro que si os esforzáis un poco y las recordáis os daréis
cuenta de que vosotros también habéis estado recibiendo regalos sin parar: la
sonrisa de vuestra hija, el abrazo cariñoso de un amigo, el reencuentro con un
familiar, la alegre felicitación de un completo desconocido… hay tantas cosas
que podría escribir un libro sólo con ellas.
No os olvidéis de estos pequeños
gestos, atesorarlos en vuestros corazones y darles el valor que merecen porque
este es el verdadero motor que mueve a la humanidad. El dinero y tener un
trabajo estable es importante pero pensadlo ¿Qué es lo que calma el peso de
vuestro corazón cada vez que tenéis un mal día?
Las vacaciones han llegado a su
fin pero en su lugar llegan unos días llenos de oportunidades y progresos, de
nuevas experiencias y descubrimientos. No os cerréis y dejaos llevar, ya veréis
como encontráis una solución a todos vuestros problemas, siempre hay una por
muy escondida que esté.
Por último sólo me queda decir:
¡Feliz año mis guardianes! ¡Os deseo toda la suerte y felicidad del mundo!