El corazón se me paró de golpe y
el vaso que había cogido hacía apenas unos minutos se me escurrió de entre los
dedos ¿Estaba viendo bien? ¿No era un sueño?
El pecho comenzó a dolerme con
fuerza. Apreté con furia la camisa que llevaba puesta e intenté respirar. Sentía cómo el bajo del
pantalón se pegaba contra mi piel a causa de la bebida derramada, pero me daba
igual, todo lo que me rodeaba me era indiferente, lo único que me importaba era
él, aquel chico que estaba delante de mí, con esa sonrisa que tantas veces me
había regalado, con esos ojos que habían intentado expresar en tantas ocasiones
su amor, con esas manos que me habían protegido y reconfortado…
Nunca creí que podría volver a
verlo, uno de los motivos por los que me mudé fue porque pensé que esa sería la
mejor manera de romper nuestros lazos y de dejar de hacerle daño. Llegó un
momento en el que conseguí engañarme a mí misma y convencerme de que lo había
superado por completo, pero en ese momento me había dado cuenta que no era así.
No debería afectarme verle con
otra chica, mi corazón no tendría que despedazarse por ver cómo acaricia el
pelo de otra, por ver como se ríe con ella y la mira con aquellos ojos que
tantas veces me habían hechizado. Merecía ser feliz, lo menos que podía hacer
por él era apartarme y dejar que siguiese adelante. No todos acaban con su
primer amor ¿Cierto?
El chico se paró en seco y miró
hacia atrás, justo donde estaba yo, paralizada y llena de refresco. Con el
corazón en un puño me giré de manera brusca y comencé a caminar en dirección
contraria
¿Me había visto? ¿Me había
reconocido? Prefería no saberlo, lo mejor era salir del cine y volver a mi
casa, allí estaría más segura. Ya habíamos pasado más de una vez por aquella
situación; desde que rompimos nos habíamos visto un par de veces más, pero no
había sido muy agradable, siempre estábamos tensos y a la defensiva. Nunca
sabía cómo reaccionar, quería disculparme, hacerle saber lo arrepentida que me
sentía, pero nunca tuve el valor de hacerlo ¿De qué serviría? Ya lo había
fastidiado todo.
Alguien me empujó y yo me caí de
rodillas al suelo. No tenía la energía suficiente para levantarme. Lo único que
quería hacer era desaparecer y dejarme consumir por las lágrimas que clamaban
por salir de mis ojos.
¿Por qué? ¿Por qué había sido tan
estúpida? Le quise de verdad, con toda mi alma, incluso ahora, cuando pienso en
los momentos que pasamos juntos, sé que le sigo amando.
Aun recordaba el extraño momento
en el que comenzamos a salir; ambos, desde hacía tiempo habíamos sentido algo
el uno por el otro, pero al final nos habían tenido que forzar para confesar
nuestros sentimientos. Utilizábamos los juegos del escondite como excusa para
pasar más tiempo juntos, a solas; siempre que podía me hacía regalos hechos a
mano, me hacía reír y me protegía cuando alguien me hacía daño. Aun puedo
sentir cómo acariciaba la palma de mi mano suavemente con sus dedos, cómo se
sentaba a mi espalda cuando estábamos tirados en el césped, me envolvía con sus
brazos y me acunaba. Cuando cerraba los ojos todavía me podía trasportar hasta
aquella tarde en la que nos quedamos en su dormitorio viendo una película y, de
algún modo, acabé quedándome dormida. No sé exactamente cuánto tiempo estuvimos
así, pero aún me quedaba sin respiración al recordar su rostro tan cerca del mío
cuando me desperté; fue una sensación mágica y extraña.
Siempre que habíamos estado
juntos me había tratado como una princesa, por mucho que intentase buscar
alguna pega no lo conseguía. No importaba el tiempo que estábamos separados, en
cuanto se reunía conmigo hacía lo imposible por demostrarme lo mucho que le
importaba.
Justamente por eso me sentía tan
miserable ¿Cómo podía haber sido tan desalmada? Daba igual que mi vida se
hubiese convertido en un infierno de la noche a la mañana, esa no era razón
para ignorarle como lo hice. Sí, es cierto que cuando lo hice no pensé en cómo
se sentirían los demás, estaba muerta de miedo, no quería que me siguiesen haciendo
daño; lo único que quería era protegerme.
Le ignoré, corté toda comunicación
con él, no le contesté cuando intentó hablarme por Messenger ni le abrí la puerta
cuando vino a mi casa. Sabía que quería una explicación, sabía que no entendía
por qué estaba comportándome de aquella manera, pero en ese momento me pareció
lo más adecuado. No quería estar con nadie, creía que él podía acabar también
odiándome, pensé que en algún momento podría unirse a aquellos que me estaban
arruinando la vida; si él también me traicionaba estaba acabada, no tendría
nada a lo que aferrarme así que decidí cortar por lo sano. Me convencí de que
lo hacía por su bien, para protegerle y que no se metiese en líos, de que lo
hacía porque no quería que la tomasen con él, pero sólo era en parte, lo que en
realidad estaba haciendo era defenderme.
Me tapé la boca con las manos
para evitar que un sollozo se escapara de entre mis labios, las lágrimas
resbalaban por mis mejillas y me emborronaban la vista. El arrepentimiento
oprimía mi pecho, nunca debí haber tomado semejante decisión, tenía que haber
dejado que se convirtiese en mi apoyo, tenía que haberle dado una oportunidad,
dejar que me demostrase que él nunca me haría lo mismo que ellos, pero ya era
demasiado tarde.
Cuando me di cuenta del error que
había cometido no tuve el valor de decírselo. Quise disculparme, suplicarle
perdón, pero los años iban pasando y las oportunidades de hacerlo
desapareciendo.
Ahora cada uno tiene su vida, él
seguramente lo habría superado hacía mucho, quizás ni me recordara.
Suspiré; puede que fuese mejor así,
no era quién para abrir viejas cicatrices, lo pasado, pasado está. Es cierto
que yo le sigo amando y lo más seguro es que él siempre sea poseedor de una
parte de mi corazón, pero no quiero ponerle en un aprieto de nuevo. Guardaré
mis sentimientos y los mantendré ocultos bajo llave, quizás nunca sepa la
verdad detrás de lo que hice, pero espero que aun así, algún día, pueda llegar
a perdonarme.
Miré de reojo hacia el lugar
donde había estado y sonreí.
-Lo siento mucho, ojalá pudiera
volver al pasado y retractarme. Lo único que puedo decirte es que espero que
seas muy feliz y que, pase el tiempo que pase, siempre te querré-.